23 de Febrero de 2012: Colorín colorado, la escuelita de Maringanha ya tiene agua.


Érase una vez, una escuelita muy, muy, muy humilde situada en una pequeña aldea alejada del centro de Pemba, la capital del norte de Mozambique. Los pequeños alumnos que a ella asistían, más de 800, eran todos hijos de madres y padres campesinos, pescadores, albañiles, carpinteros… muy pobres y analfabetos en su mayoría, pero muuuy sabios porque sabían que sus hijos tenían que aprender y educarse bien para labrarse un buen futuro. La escuelita, que en el momento que nosotros la conocimos no tenía luz, ni agua, ni letrinas ni casi de nada, se llama Eduardo Mondlane y la aldeita Maringanha……
¡ Hola a todos ¡ Así podríamos comenzar nuestro particular cuento para narrar las aventuras y desventuras del proyecto en la citada escuela. Y me vais a permitir que me sirva del símil por lo apropiado, dado que estas semanas andamos enfrascados con los críos con los talleres educativos y creativos de fábulas, cuentos, leyendas e historias; y, sobre todo, porque el cuento tiene final feliz, como corresponde a un buen cuento:
Y la escuelita de Maringanha ya tiene luz, servicios y tras dos meses y medio de espera, también tiene por fin agua. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Obras para colocar la puerta que protegerá la toma de agua.
La buena nueva, la conexión de la toma de agua, nos la comunicaron ayer mismo por teléfono mientras íbamos a trabajar a Muxara y Mahate, con lo que nos fue imposible llegar a tiempo a Maringanha para ver in situ manar el líquido elemento y mostraros algunas fotos, pero lo haremos. Lo que sí os mostramos son las obras que ya hemos comenzado para colocar una puerta que proteja precisamente el contador y toma de agua, que eviten los robos a cuenta de la escuela, y los primeros brochazos de pintura que hemos podido dar cuando las lluvias nos han dado tregua.
Comenzando a pintar las nuevas puertas de la EP1 Eduardo Mondlane.
Porque sigue lloviendo. Chaparrones intermitentes de varias horas, que comienzan en la madrugada y no suelen escampar hasta mediodía. Entonces sale el sol, parece que sólo para comenzar su natural ocaso, que es sobre las cuatro. Ésa es nuestra realidad metereológica diaria. Ahora mismo llueve. Pero hoy es sábado y no afecta al trabajo, sólo a nuestra vida personal, que se resiente un pelín en casa (no tenemos televisión ni radio, nuestro ocio es lectura, escritura, oir música y las tareas del hogar).
 Ocasos en Pemba, sin Photoshop.

Como os decía unos párrafos arriba, la actualidad en cuanto a la parte educativa del proyecto se centra en los Talleres de Cuentos, en los que intentamos abarcar todos los aspectos: desde la estimulación a su creación o redacción de las historias que los críos saben contar pero no así expresar por escrito; pasando por la ilustración y recreación imaginaria mediante dibujos, hasta la narración y teatralización frente al auditorio del resto de compañeros.
Machude Saide, 15 años, narra a sus compañeros el cuento del hombre llamado Namarasotha.
Estos talleres, al exigir que los alumnos cuanto menos tienen que saber leer y escribir en portugués, acordamos por sugerencia de los equipos directivos de las escuelas impartirlos con grupos de 6ª y 7ª clase (segundo y último ciclo de Primaria), con lo cual los ejecutamos en las EPC Maringanha, EPC Muxara y EPC Wimbe. En las otras dos, la Eduardo Mondlane y la de Mahate, trabajamos con alumnos de 5ª clase que a duras penas se defienden con el portugués, con lo cual las didácticas que aplicamos son un poco más infantiles y muchas de manualidades.
Críos de Nanhimbe curiosean el trabajo de nuestros alumnos.
Pero a lo que iba, los talleres de cuentos creativos con los más mayorcitos nos están dando gratas sorpresas como descubrir críos con un potencial artístico y sobre todo unas ganas tremendas de destacar y que, en mi modesta opinión, no es más que su particular forma de reclamar que quieren que les hagan caso y les den la oportunidad de expresarse, de ser protagonistas, incluso de presumir de su habilidad ante el resto.

 Paso a paso, proceso de ilustración de la fábula de la Gacela y el Caracol.



Al final, narración de la fábula ya ilustrada ante la clase.

O Nascer da Criança do Amanhã”, un pequeño proyecto pero que aúna los sueños de muchos, de ellos y de nosotros, se las intenta dar. Y ellos nos responden con gratitud, alegría y tremendas sonrisas. Para los que trabajamos, nos preocupamos y sobre todo amamos a “esos locos bajitos”, que decía Serrat, no hay recompensa más placentera que la risa de un niñ@.
Rema Aquemo, de 11 años, muestra orgullosa su dibujo para el cuento.
La sonrisa de Eugenio Elias Araujo, de 12 años, lo dice todo.

Cambiar el futuro asignado y mejorar las condiciones de vida de millones de niños que un día serán adultos es una tarea ardua, complicada, lenta y hasta pueda parecer un tanto utópica. Pero no por ello hay que dejar de intentarlo, ¿no creeís?


 

Um beijo bem forte para vocês e seguimos juntos
Lara
Pemba, 23 de Febrero de 2013

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