10 de Febrero de 2013: Nueva actuación aprobada: Energía eléctrica para Nanhimbe


¡ Hola, hola !
Tras un par de semanas ocupándonos en este blog de la actualidad social por este hemisferio, vamos a retomar hoy la información sobre el proyecto y las infraestructuras en marcha. Y aunque el ritmo de avance no es que sea precisamente el de la velocidad de la luz –debido a la metereología, problemas sanitarios y laborales, entre otros–, lo importante es que avanzan pasito a pasito, pero bien.

EPC Maringanha en la que estamos instalando la energía eléctrica. 

Además hablando de luz, tenemos una nueva obra en ejecución, la cuarta ya: la instalación de energía eléctrica y alta del servicio de luz para la Escuela Primaria Completa (EPC) Maringanha, ubicada en la aldea de Nanhimbe. Unos trabajos que iniciamos hace apenas 15 días y que nuestro electricista jefe Abene Jussa Vicente junto con su ayudante Sabunê Júlio nos entregaron ayer sábado, su parte completamente finalizada. Ahora entramos en la fase de solicitud, conexión de red y apertura de contrato por parte de la EDM, la empresa pública Electricidade de Moçambique, única suministradora.

El director José Gabriel Mogo sigue atento la instalación en su despacho. Los electricistas colocan los tubos en una de las salas.

Esta actuación permitirá tener luz en los dos bloques que integran la escuela, que se reparten en siete espacios interiores: cuatro grandes salas de aula, tres despachos individuales de director, pedagogo y secretaría, y sala de profesores; así como las luces exteriores. Los beneficiarios directos serán 636 alumnos, maestros y cuerpo directivo; y con ello, la EPC Maringanha se unirá a la EP1 Eduardo Mondlane y la EPC Mahate en el grupo de escuelas a las que el proyecto ha facilitado el suministro eléctrico.

Recogiendo nuestras puertas en la carpinteria de Muxara. Ese sábado llovía y la tormenta fue tremenda.

En cuanto al resto de obras en ejecución, todas en la citada EP1 de la aldeíta de Maringanha, como os decía siguen adelante. Las nuevas puertas de madera, realizadas a mano por artesanos carpinteros de Muxara, están ya colocadas en las aulas y la rehabilitación de los bloques está casi, casi terminada.

Una de las puertas ya colocada en la escuela. 

Nos falta instalar el nuevo techo interior a la secretaría, cerrar con una puerta el acceso a la toma de agua para evitar que toda la comunidad robe el agua a cuenta de la escuela y comenzaremos a pintar, en cuanto las lluvias nos lo permitan también.

Así estaba antes. Cuando llovía se convertía todo en barro. Y así de bonito está ahora. La puerta ya con su pomo y cerradura.

¿Y qué más? Pues sobre la parte educativa del proyecto, novedades que no os había contado hasta ahora. Desde finales de enero contamos ya de nuevo con el inestimable trabajo y apoyo de nuestro técnico local, Azimo Sadaca, una ayuda que es súper esencial en el aspecto lingüístico para entendernos en macua con los críos. Mis avances en esa lengua bantú son como el ritmo de algunas de nuestras obras: un poco lento a vista de cánones occidentales, normal para el hacer africano. Palabras sueltas que lanzo en el momento oportuno para ganarme su confianza y sus risas –creo que mi pronunciación es bastante mala–, y poco más. Pero ahí está Azimo salvador.

Comenzando el taller. El técnico Azimo con nuestros alumnos.

Así que los talleres en aula con los chiquillos también los estamos impartiendo ya. Muchas veces a “trompicones” e improvisando rápido sobre la marcha la verdad, porque la situación aquí en Pemba, en estos momentos con las lluvias, brotes de cólera y diarreas agudas, como os comentaba en el último post, no es nada fácil.

A los cinco minutos este era el aspecto de nuestra aula. 

Y para que veáis cómo el proyecto también se tiene que acoplar a la realidad diaria que viven multitud de profesores en casi todas las escuelas, que enseñan debajo de los árboles y con los alumnos en el suelo, os contaré para terminar una de las experiencias en este sentido que vivimos esta misma semana en la EPC Mahate.

Apenas si podíamos movernos. La concentración era difícil.

Llegamos a la aldea el día combinado para nuestros talleres. Según nuestro plan de trabajo, nos tocaba impartir actividades creativas; en concreto, estampación en textiles que tan buen resultado está dando en todas las escuelas. Los críos se lo pasan pipa y alucinan cuando pintan los moldes sobre las telas y ven aparecer los dibujos de tortugas, baobabs, cebras, mariposas… Un inciso, deciros que aquí, actividades en clase como la asignatura que en mi época se llamaba Plástica no existen. Los chiquillos no han experimentado ni de lejos nada relacionado con el arte, la creatividad… nada.

Pero en cualquier momento llegaba la recompensa por su buen hacer. 

Bueno, a lo que iba. Llegamos y a pesar de estar todo supuestamente organizado con la dirección de la escuela nos encontramos con que no tenemos aula libre para impartir el taller. Pero tenemos lo más importante, ésta vez sí tenemos a los alumnos. Así es que, ni cortos ni perezosos, aprovechamos la oportunidad adecuándonos a la situación, que no fue otra que dar el taller debajo del único árbol que nos ofrecía un pelín de sombra. Cambiamos de tema, dejamos las tintas y las esponjas para cuando no tuviéramos arena por todas partes y dispusiéramos de mesas sobre las que apoyar nuestros telares, y nos centramos en la ilustración imaginativa de cuentos y fábulas de animales.

Los alumnos trabajando y el público pegados a ellos. 

Para nosotros fue agotador, os lo aseguro. Calor y una multitud de chiquillos salidos de toda la aldea, creo yo, que se apelotonaban curiosos y deseosos de usar ellos también las pinturas, las ceras, oir los cuentos y que en la práctica, sin pretenderlo, nos dificultaban enormemente la concentración… y la respiración ¡!! Pegados, pegados a nosotros, hubo momentos en que apenas nos podíamos mover y, honestamente, reconozco que la situación llegó a ser un poco agobiante.

Su curiosidad vencía al sol y el calor.

Acabamos muertos y con la ropa mojada de sudor, pero también muy satisfechos y orgullosísimos de ver cómo con el proyecto, además de enseñar cosas nuevas para ellos, contribuimos a la alegría infantil. La reacción, la expectación, la curiosidad de los chiquillos te lo dice todo. No tenemos manos ni medios para trabajar creativamente con las siete clases, es imposible, hay que elegir y los destinatarios del proyecto son los de 5º Primaria, pero las ganas y las sonrisas las tienen todos.
Até próxima, desfrutem e sê felizes.
Lara
Pemba, 10 de Febrero de 2013

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